miércoles, 31 de marzo de 2010

Recuerdos.

Que bueno sería poder volver el tiempo atras, volver para cambiar un par de cosas, cosas que me marcaron en la vida y que nunca podré borrar de mi memoria. Recuerdos feos, abrumadores. Aunque tampoco me puedo quejar, porque mi infancia fue muy linda, siempre me dieron lo que quise.. pero hubo pequeñas cosas que me marcaron y mucho. Por qué uno siempre recuerda lo malo y no lo bueno de la vida? siempre nos quedamos con esos recuerdos que tanto nos duelen, que tanto nos mortifican, será que somos masoquistas? que nos gusta el dolor? no lo creo, pero entonces, porque las recordamos todas las noches? uno simplemente podria cerrar los ojos y reirse de cualquier cosa que hallamos hecho en el día, pero no, nos ponemos a recordar lo mal q lo pasamos ese dia y asi empieza a caer una lágrima, la misma lágrima de todas las noches que nunca podremos limpiar.

martes, 30 de marzo de 2010

Sensación.

Madrugada de una noche de invierno. La niebla me dificultaba todavía más, a parte de mi despiste, saber donde me encontraba. Caminé unos pasos tímidamente pronunciados por el silencio más oscuro y desesperante que acompañe una situación de total desconcierto. Camine algunos pasos más enérgicos y me detuve influido por el escalofrío mas fuerte que halla sentido, desde mis pies hasta mi cuello recorrió una sensación de terror. Algo se movía sigilosamente detrás mío y tenia la sensación de que no era nada placentero a la vista. No estaba tan seguro de si debería voltear mi cuerpo y mirar aquello que me observaba en el espeso nauseabundo de la neblina. Mi mente no funciono correctamente engañada por el miedo y la intriga de saber que era aquello, y me hizo dar media vuelta y buscar un animal, o quizás algo desconocido para mi. Desconcertado por no encontrar nada allí, me sentí contento y un poco desilusionado debo aceptar de no reconocer nada.
Pues sentía un fanatismo por los sucesos extraños, desde pequeño intentaba encontrar el lado oscuro en todo, hasta el sol se opacaba bajo la viste mis ojos.
Esto no era bien visto por mi padre, ya que me veía mas interesado en estas situaciones que en la carrera que seguiría. Tal fue la insistencia de mi padre en seguir la rienda familiar, que por no defraudar quizás o no tener las agallas para negarme y declarar las cosas que me fascinaban, me gradúe a duras penas de abogado, dejando atrás todas estas sensaciones que me hacían vivir pleno, que me despertaban los rincones mas lejanos de mi mente y me quitaban el sueño. Ahora era Pablo Milea, el abogado, buen hijo de un padre argentino orgulloso.
Viví años, quizás unos 6 o 7 luego de mi graduación, buscándole el placer a esta profesión, que por momentos parecía emocionarme, pero en esos momentos recordaba aquellas sensaciones y sabia que quizás nunca las sentiría otra vez, y aunque eso me inquietara el alma, yo seguía como si nada ocurriera acurrucando al corazón en algún lugar donde molestara menos.
Pero ahora sentía que mi corazón estaba, y estaba allí latiendo fuerte casi como pidiendo a gritos que lo dejara salir del pecho. Esa sensación casi olvidada, recobro más fuerza y una energía increíble me recorría todos los músculos.
Ahora me encontraba corriendo desesperadamente hacia ningún lugar, pero mi meta era encontrar aquello sobrenatural que momentos atrás me estremecía. Me emocionaba pensar que podría ser algo que me asesinara o me dejara sin aliento. Entonces comprendí que eso anhelaba, el romper con las leyes que rigen este mundo normal y decadente, en el que no reina la magia o la sospecha de que algo atípico pueda suceder. El mundo no tiene esa magia que solo las artes como la escritura, el cine o quizás la música le puede otorgar por momentos. Esta fantasía que yo anhelaba era vivir en magia rodearme de esta y no de especulaciones y acciones y condiciones humanas.
Luego de intervalos de pensamientos, seguía corriendo cada vez más desesperado, luego abriéndose en la neblina el acantilado. Caigo, desespero, enseguida, el techo de mi casa oscuro, revivo, despierto, todo vuelve a la normalidad, tomo el revolver de mi armario, un estruendo, un destello, se apaga todo, soy feliz.